Desde que Facebook y Twitter se convirtieron en herramienta de denuncia en Guatemala (con el caso Rosemberg en el 2009) los políticos han intentado manipular la información y las corrientes de opinión que se forman en las redes sociales.
A pesar que las redes sociales son abiertas y cualquier puede crear una o más cuentas en minutos, los creadores olvidan que en Internet también existen herramientas para identificarles.